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jueves, 7 de junio de 2012

PREVENCIÓN

 En los sanos, el ejercicio es eficaz para disminuir el riesgo de que aparezcan dolores de espalda. También la práctica de algún deporte -y especialmente la natación- es útil para prevenir el dolor de espalda, aunque es conveniente consultar a un médico antes de iniciar cualquier actividad física o deporte.
En quiénes sufren o han sufrido dolor de espalda, un médico debe determinar qué ejercicios específicos se deben hacer, y con qué intensidad y ritmo de progresión.
El ejercicio está contraindicado durante la crisis aguda de dolor de espalda, pero, cuando el dolor es crónico, es eficaz para evitar la incapacidad y mejorar el grado de movilidad y autonomía.
Además, entre quiénes sufren episodios dolorosos de forma recurrente, hacer ejercicio entre las crisis es eficaz para reducir su frecuencia y duración
En este blog se indican los ejercicios que son eficaces para fomentar la potencia, resistencia o elasticidad de la musculatura implicada en el funcionamiento de la espalda, así como las normas de higiene postural que se deben respetar a la hora de hacer distintos tipos de deporte del modo más seguro y beneficioso para la espalda.
El sedentarismo aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda y el reposo en cama el riesgo de que este dolor se prolongue por más tiempo y reaparezca más fácilmente.
A la inversa, estar físicamente activo y no ser sedentario disminuye el riesgo de padecer dolor de espalda. Además, si el dolor aparece, mantener el mayor grado posible de actividad física ha demostrado acortar su duración y reducir el riesgo de que reaparezca.
"La actividad física realizada de manera regular, disminuye el riesgo de padecer lumbalgia" (Conclusiones basadas en el articulo: "Harreby M, Hesselsoe G, Kjer J, Neergaard K. Low back pain and physical exercise in leisure time in 38-year-old men and women: a 25-year prospective cohort study of 640 school children. Eur Spine J 1997; 3(6):181-186").

Recomendaciones y precauciones

Es conveniente que consulte a un médico para determinar qué ejercicios están específicamente indicados en su caso.
Para evitar el riesgo de lesionarse al hacer los ejercicios, debe cumplir meticulosamente los detalles que se explican para cada ejercicio, iniciar su entrenamiento por los ejercicios que requieran menos esfuerzo y aumentar su intensidad muy progresivamente, a medida que su capacidad física mejore y su musculatura se desarrolle. De todos modos, es preferible ser prudente: si no está seguro de poder realizar un ejercicio consulte con el médico que se lo prescribió antes de asumir riesgos innecesarios. En general, no haga ejercicios que causen dolor o aumenten el que padezca.
En un programa de ejercicios lo más importante no es el entusiasmo inicial, ni tampoco el ritmo con el que va progresando al principio. Lo esencial es la constancia. Es mucho más eficaz hacer esos ejercicios con regularidad que sólo de vez en cuando o cuando teme que la espalda le vaya a doler.
Si la realización de cualquiera de los ejercicios recomendados le provoca dolor, interrúmpalo. Forzarse a seguir un ejercicio que duele no tan sólo es inútil sino que puede ser perjudicial. Nunca debe hacer un ejercicio que le cause dolor. Si alguno le duele, interrúmpalo y consulte al médico que se lo prescribió.

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